Tiene ya muchos problemas la ciudad moderna como para preocuparse de la calidad y cualidad de su alumbrado. Tráfico, ruidos, contaminación, omnipresente agresión publicitaria, explotación sistemática del hombre por el hombre y de la mujer por la mujer… no pararíamos de contar. A esto se añaden enemigos invisibles como los pulsos de ondas electromagnéticas y microondas que fríen a fuego lento nuestros sistemas nerviosos y cerebros, que ya están lo suficientemente habituados, preparados y precocinados como para someterse al inminente bombardeo de la infausta quinta generación de tontería móvil, que aspira a decuplicar o centuplicar la suma de todas las anteriores.
Continuar leyendo «La luz y la ciudad»